Skip to content

Este 8 de marzo, Día internacional de la Mujer Trabajadora, nos encontramos en un contexto marcado por la pandemia. Vivimos el impacto de múltiples crisis (sanitaria, económica, laboral, etc.) que ponen de relieve un sistema corrupto que desplaza y descarta a millones de personas: Todas estas crisis tienen un factor en común: las mujeres siguen siendo especialmente afectadas.

Junto con la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Católica (JOC), como Iglesia encarnada hacemos nuestro su compromiso por:

  • Un cambio del sistema económico y cultural que posibilite que todas las mujeres tengan el derecho a un trabajo digno siendo reconocidas y respetadas como iguales, tanto en lo personal como en lo profesional.
  • El desarrollo de políticas en el teletrabajo que permitan una conciliación familiar para hombres y mujeres.
  • El establecimiento de los controles e inspecciones oportunas en los lugares de trabajo para asegurar que se cumplan las leyes contra la trata de personas.

Para poder realizar un cambio profundo en la sociedad es necesario promover una educación basada en valores de igualdad, respeto, solidaridad, y complementariedad, en la que renunciemos a los cánones impuestos de feminidad y masculinidad que no permiten desarrollarnos como personas libres e iguales con la dignidad que nos otorga ser hijas e hijos de Dios.

 

 

Volver arriba